martes, 8 de noviembre de 2011

Primera exposición de pintura con un niño. Posterior visita al Museo del Prado

La primera vez que vamos a una exposición con un crío tenemos que hacer la visita agradable para que quiera volver: ayudarle a que reaccione ante la pintura, hablarle de los colores, de los personajes, de cómo están colocados, de qué están haciendo…

La exposición que elijamos no debe ser larga. Por eso es muy recomendable ir a una sala de exposiciones pequeña: tipo Fundación Juan March (calle Castelló 77, Metro Núñez de Balboa), o alguna galería de arte. De esta manera, si el crío no acaba de portarse bien, uno tiene la salida “a mano”. Además, un niño no puede asimilar la información de muchas salas y muchos cuadros. Por eso, es mejor empezar por un sitio que sea pequeño, y que no cueste mucho llegar a la sala que queremos mostrarle.
Lo ideal es coger al niño en brazos delante del cuadro: así lo tenemos a la altura de la pintura, y quieto, para que observe mejor. Hay que preguntarle qué ve, qué le gusta, cuántos objetos hay, etc. Y no hay que ver más de unos 10 cuadros, porque puede ser excesivo.

Una idea es que luego pinte lo que ha visto, o lo que más le ha gustado... o lo que quiera, pero que lo pinte. La pintura es una manera extraordinaria de mostrar los sentimientos o pensamientos del niño.

Una vez que el niño se ha acostumbrado a ver pintura y a detectar lo que hay en cada cuadro, se puede tratar de hacer una excursión más “compleja”, al Museo del Prado. Hay una página web: http://www.museodelprado.es/pradomedia/multimedia/audioguias-infantiles/ en la que la infanta Margarita y el infante Francisco de Paula nos explican de forma amena y divertida 13 obras del Prado. Es muy interesante ver esa página antes de ir al museo, y luego tratar de ver alguna de esas obras. Lo importante es no ver demasiados cuadros, porque eso satura al crío.
Una de las obras que explican Margarita y Francisco es la capilla de la Veracruz de Maderuelo (Segovia). Se trata de una capilla que hay en el interior del Museo, y es bastante desconocida por el público. Tiene mucha gracia, y yo recomiendo que se vaya, una vez que en la web nos hemos enterado de la explicación de los personajes.

En el Museo del Prado hay en muchas salas bancos de madera grandes. Es ese un muy buen sitio para sentarse con el crío y observar alguna obra, e incluso tratar de dibujar.

En siguientes posts hablaré de otros museos a los que se puede ir con niños, y qué planes hacer allí. Por ejemplo, el Museo de Ciencias Naturales, o el de Mineralogía, el de Artes Decorativas, el Museo del Traje, el Museo Cerralbo, la Fundación Lázaro Galdiano...

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