A Ribeira
Sacra comprende las tierras
bañadas por los ríos Sil y
Miño en la zona del interior
de Galicia en la que se unen los dos ríos. En los últimos kilómetros antes de
desembocar en el Miño, a la altura de la aldea de Os Peares, el Sil fluye en la
frontera entre las provincias de Lugo y Ourense a lo largo de un profundo cañón, creando de este modo un paisaje impresionante y
poco común, señal de identidad de este territorio
Para llegar a
la Riveira Sacra desde Madrid lo mejor es ir por la A-6 hasta Benavente, y
desviarse hacia Orense, pasando por Puebla de Sanabria, Allariz y Orense.
Nosotros
paramos a comer en Allariz (a unas 4
horas desde Madrid), en el Restaurante o
pepiño (justo en la plaza mayor). De la misma casa está el Restaurante Casa pepiña, un poco más refinado, donde
compramos unas cervezas artesanas, que sabían más a sidra que a cerveza, pero
que no dejaba de tener su gracia.
Plaza
mayor de Allariz
En o pepiño , destacable el pulpo, y una de
las dos carnes que nos pusieron. Después de la comida nos dimos una vuelta por
el parte antigua del pueblo, que está lleno de tiendas de ropa y outlets de
diversas marcas. Curioso. Y continuamos bajando hacia el puente romano,
rodeando el río, para tomar un café en uno
de los merenderos que ahí en su orilla.
Puente
romano de Allariz
Desde Allariz hasta
Casa do Neto -casa rural en la que
nos instalamos- media otra horita.
Está cerca de Chantada, pueblo que carece de encanto,
todo hay que decirlo. Eso sí, Casa do Neto, que está a unos 15 minutos de
Chantada es digna de reservar como punto de excursiones a la Riveira Sacra.
Casa do Neto tiene varias casas. Nosotros nos alojamos en Chavelas, con seis
habitaciones, cuatro de ellas con baño incorporado. Una buena cocina con una
gran mesa en la que caben 14 comensales o más, y un salón muy agradable, con
grandes ventanales. Tiene una zona común con pin pon, billar, futbolín y otros
juegos; y campo de futbol y piscina –que en las fechas en las que fuimos estaba
cerrada-.
Al día
siguiente teníamos contratado unos tickets para un barquito que discurría por
el Cañon del río Sil. El embarcadero se llama Santo Estevo. La
travesía tiene una duración de hora y media, y permite observar el Cañón desde
el rio. Lo mejor, la señora (Pilar) que nos daba explicaciones sobre la fauna, paisaje
y origen del cañón, y cuya sorna e ironía así como su tono provocaba, a
sabiendas, la atención, incluso la risa de los turistas.
Inicios
del Cañón del Río Sil
A las 13.30 nos
retornaron al mismo embarcadero, y nos acercamos al Parador de Santo Estevo, antiguo monasterio cuyos claustros son
para ver, y cuya ubicación es inmejorable. Aquel fue un centro de poder no sólo religioso, sino judicial y
político, ya que su abad fue durante siglos el encargado de impartir justicia y
nombrar escribanos y oficiales de aduana.
Parador
de Santo Estevo
No probamos el
restaurante del Parador, pero desde el mismo había una buena panorámica.
Comimos en un sitio de un pueblo cercano, muy normalito.
Después
visitamos la Iglesia de San Pedro de la
Roca, que sí merece la pena detenerse. El más antiguo de Galicia. Un lugar muy
característico por ser el único monasterio escavado en roca natural. En este
mismo lugar está el centro de interpretación de la Ribeira Sacra y vida
monástica, donde encontramos información de la historia de la zona. El
campanario se encuentra a una altura de 20m, al que podemos subir por una
escalera trasera, pero siempre con cuidado. Si cruzamos el arco del campanario
daremos con una escalera que nos invita a bajar y descubrir la fuente de San Bieito,
también excavada en la roca.
Iglesia de San Pedro de la Roca
Para finalizar nuestra jornada de turismo nos fuimos a las bodegas
de Abadía de Cova, que se encuentra
en una situación con vistas inmejorables de meandro de O Cabo do Mundo, con la Isla de Sernande, en el río
Miño, la foto más buscada de la ruta. A 26Km del alojamiento. Así que en la
misma jornada vimos ambos cañones y ambos ríos. El dueño de la bodega,
Evaristo, un señor entrañable e interesante, que nos contó sobre la cultura del
vino de la zona y el origen de la denominación de origen del Rivera Sacra, y de
su afán, junto con otros, de mantener la naturaleza y el entorno, y evitar la
despoblación que sufre la zona. No hicimos visita a la bodega, pero como era
amigo de Alberto, nos invitó a una cata de vino tinto y de blanco, y también pudimos
adquirir algunos vinos. Y sobre todo una ginebra muy muy rica, afrutada, y
ajustada de precio.
Vistas desde la Bodega
Abadía de Cova
Nos liamos más de la cuenta y nos volvimos por la carretera en
paralelo al río, que sin embargo no pudimos disfrutar porque se nos hizo de
noche. Nos esperaban una empanadas que reservamos en Chantada –cuyo teléfono
nos habían proporcionado en la Casa Rural-, de las que dimos buena cuenta. La
de carne y la de chorizo muy buenas, la de vieras muy seca –prescindible-.
Al día siguiente, y por indicación de Evaristo, alcanzamos una
pequeña iglesia, la de San Estevo de
Ribas de Miño, del Siglo XII, que, se dice, fue construida por el mismo que
la catedral de Santiago, y cuyo rosetón es muy bonito, aunque no cabe
apreciarlo en todo su esplendor, porque no se puede ver con la suficiente
perspectiva. Al lado de esta iglesia había una casa rural, que debía tener su
encanto.
San Estevo de Ribas de
Miño
Después fuimos a hacer una pequeña ruta en bajada por una antigua
calzada romana –que formaba parte de la que unía Braga con Astorga-. El tramo
iba desde Diomundi hasta la aldea de Belesar, que se encontraba a orillas del
pantano de Belesar.
Al finalizar nuestra caminata, nos fuimos de nuevo a la Bodega de
Abadía de Cova, para ver por con la luz el día sus fabulosas vistas, aunque era
la excusa para tomarnos un vino blanco con aperitivo.
Meandro de O Cabo do
Mundo
Después, y ahora sí, disfruntando de la carretera que discurre a
orillas del río, volvimos hacia nuestra Casa rural, con parada en Chantada,
donde nos esperaba una mesa en Os Pendellos, restaurante en el que sus vierias
resultaron deliciosas. Todo estaba rico, y creo que es imprescindible su
visita. Además tenía una zona abierta con columpios para esparcimiento de los
niños.